En la escuela

Diseñando el cambio, marcando la diferencia

Las escuelas y el mundo en general han experimentado un rápido cambio. En la actualidad, las escuelas son una comunidad de aprendizaje, donde el cambio toma forma y tiene lugar. No es de extrañar, por tanto, que muchos proyectos medioambientales y de sostenibilidad se originen y desarrollen en el entorno escolar. Los niños de hoy en día son agentes activos de cambio. Un ejemplo claro sería Greta Thunberg, que está luchando contra la crisis climática que amenaza el futuro de nuestro planeta. Como dice el refrán, «Árbol que crece torcido, jamás su tronco endereza».

En 2009 Kiran Bir Sethi creó en la India el programa DFC (Design for Change), con el propósito de cambiar las escuelas, basándose en la idea de que los pequeños héroes pueden cambiar el mundo. Al unirnos a este movimiento, hemos ayudado a profesores, niños y jóvenes en Portugal a formar parte de un movimiento global por el cambio, ya presente en más de 70 países. Un movimiento en el que cada niño, con el apoyo de sus profesores, obtiene las facultades para transformar el mundo que le rodea, cultivando una mentalidad basada en el «YO PUEDO».

Todos los niños dicen «YO PUEDO» 

La mentalidad basada en el «YO PUEDO» faculta a los niños a ser conscientes del mundo que les rodea y les dota de las capacidades para actuar, proporcionándoles las herramientas para diseñar un futuro más deseable y sostenible ¡HOY MISMO! Los proyectos de cambio implementados por niños en todo el mundo se han centrado en primer lugar en el medio ambiente (22%), en la educación (17%), en la salud y el bienestar (11%), en el agua (6%), en cuestiones sociales (8%) y en limpiar el planeta (11%). Desde 2009, la mayoría de los participantes tiene 13 años de media, y es importante destacar la distribución paritaria por sexos de niños y jóvenes desde que comenzó esta iniciativa.

Generalmente, estos proyectos se originan en escuelas y comunidades juveniles, donde los adultos no son responsables de los proyectos y son los niños los que lideran los proyectos que crean tras identificar un problema en el que desean intervenir. Estos proyectos abordan principalmente las preocupaciones que subyacen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible definidos por Naciones Unidas, incluyendo la erradicación de la pobreza extrema y el hambre; la promoción de una sanidad y educación de calidad y la igualdad de género, así como la paz, la justicia y las instituciones efectivas; la acción medioambiental; y la reducción de desigualdades, entre otras cuestiones.

La investigación

 El programa DFC lleva a cabo estudios continuados para reafirmar el impacto de su estrategia de diseño e implementación de proyectos promovidos por pequeños héroes. El enfoque FIDS (Feel-Imagine-Do-Share) se basa en cuatro pasos simples y fácilmente replicables: Siente, Imagina, Actúa y Comparte. El DFC, en colaboración con The Good Project, una iniciativa de investigación enmarcada en el Project Zero de la Harvard Graduate School of Education, realiza trabajos de investigación para estudiar el impacto del programa DFC en el desarrollo de los niños.

Según sus investigaciones, más del 90% de los niños y jóvenes que participa en la iniciativa DFC muestra una mayor empatía. Más del 80% declara que han desarrollado habilidades de colaboración y más del 70% señala que el programa les ha ayudado a adquirir habilidades de liderazgo, comunicación y oratoria, así como actitudes positivas (entusiasmo, motivación, orgullo y esperanza).

Los profesores también son conscientes de la importancia del programa por su impacto positivo en los estudiantes y su compromiso con el colegio (93%), el impacto en la comunidad (90%), y porque les ayuda a desarrollar el potencial de los estudiantes cuando participan en estos proyectos, ya que se les da la oportunidad de actuar fuera de su zona de confort (63%).

Los pequeños héroes pueden cambiar el mundo. Imagen Porapak Apichodilok/Pexels

Los pequeños héroes pueden cambiar el mundo. Imagen Porapak Apichodilok/Pexels

Recientes estudios realizados por la Universidad de Harvard en colaboración con el programa DFC muestran que la confianza desarrollada a lo largo del proyecto también ha mejorado sus resultados académicos. Esto se debe a que los estímulos de un proyecto DFC exponen a los estudiantes a importantes áreas de desarrollo como el pensamiento empático, la solución de problemas y la confianza en sí mismos. Un reciente estudio de la Universidad de Stanford en colaboración con INSEAD, analizaba los efectos de la implementación del plan de estudios de pensamiento de diseño de DFC y el proceso FIDS en la creatividad de los niños. Los resultados muestran que la formación en pensamiento de diseño no solo aumenta la confianza en sí mismos, también incrementa de forma significativa la fluidez y elaboración de ideas en tareas de pensamiento divergente.

La escuela del futuro

Como dijo Confucio: «Escucho y olvido. Veo y recuerdo. Actúo y comprendo». Este es el concepto tras una nueva escuela que el mundo está comenzando a construir. Una escuela donde los niños no son meros «consumidores» de materias evaluadas por exámenes. También son agentes activos que se levantan de sus sillas y colaboran en el desarrollo de acciones y múltiples proyectos con resultados tangibles y visibles en la comunidad escolar y en sus alrededores. La variedad de contextos con los que los estudiantes entran en contacto no solo se centran en la enseñanza de las matemáticas, la lengua portuguesa, los idiomas, la ciencia y la geografía. También trabajan en los comportamientos y actitudes, junto con una preocupación responsable por el planeta y la sociedad. Juntos, todos forman parte de la misión de cualquier niño que vaya a la escuela.

Se trata del desarrollo holístico de los niños y jóvenes, que requiere un cambio de paradigma en las escuelas tal como las conocemos hoy en día. Estas son las señales que nos han dirigido a las nuevas tendencias en educación y prácticas testadas, con resultados positivos en muchos países y escuelas de todo el mundo.

Un enfoque muy práctico que requiere que los profesores, facilitadores y educadores posean habilidades complementarias a las que ya tienen, que van más allá de impartir asignaturas en el aula. Este enfoque requiere más liderazgo y la habilidad de desarrollar una relación con los estudiantes, más creatividad, y el valor de adaptar las áreas tradicionales del aula. También promueve el trabajo en grupo y lo hace interesante, y promueve el análisis de problemas y la solución de procesos utilizando las herramientas apropiadas o a través de la gestión de proyectos, incluyendo las nuevas herramientas digitales y las redes sociales.

Imagen principal: Design for Change implementa un nuevo paradigma en las escuelas donde los niños son los nuevos agentes activos. Imagen © Design for Change Portugal